sábado, septiembre 23, 2006

Don Quijote

Empiezo a sentirme realmente una Quijote de la época. Completamente loca y sin parar de afrontar aventuras nuevas. La verdad es que no me puedo quejar de que mi vida sea aburrida, sin duda.

Pero no quería hablar exactamente sobre ello. Tengo muchas cosas que contar en el tintero y creo que hoy le ha tocado a Don Quijote ser el protagonista.

Todo empezó cuando me moría de ganas por leer las aventuras de tan ilustre hidalgo, pero en mi casa no se estila tener libros que no sean míos, así que tuve que buscarme la manera de adquirirlo. Así fue como comenzó otra aventura por mi cuenta con ella. En una de nuestras peleas le pedí que me lo dejara, y así fue. Con cariño lo adquirí porque terminó con una de esas aventuras desagradables que se tienen con los amigos. Creí que ahí se había quedado la cosa.

Me marcho a vivir mis propias aventuras en tierras incógnitas, allá por donde me cruzé con una Mami hermosa, una Estel encantadora y una Ithilien... ¿arrolladora? Conmigo no me llevé a Don Quijote, ¿en qué rincón de mi maleta lo metía? Aunque realmente me quedé con las ganas.

En fin, ocurre otra aventura desagradable que ya conocéis. Donde no hay más que contradicciones y malos entendidos. ¿Qué haríais con una persona que por su cuenta decide que le parece que te molesta? Y no sólo le parece eso, sino que también decide que quiere dejar de molestarte...

Yo personalmente opino que las dudas se deberían resolver de la manera más directa posible, ¿por qué le costará tanto? Si crees que le molestas a alguien, pregúntaselo, o al menos deja que esa persona decida cuánto le molestas y si merece la pena dejarte... no lo decidas tú.