Las Llaves
Freud dice que tienen un significado concreto en los sueños, pero no voy a hablar de ése.
Las llaves son aquellos elementos que abren cerraduras, puertas, etc. Jamás olvidaré lo que me impresionaba de pequeña la cantidad de llaves que tenía mi padre. Sólo tenía un llavero, para poder colgárselo al pantalón. Recuerdo que cuando se compró el nuevo sofá mi madre le increpaba a cada rato para que se las descolgara y no dañara el nuevo sofá de cuero.
Hubo un tiempo en el que estuve casi obsesionada por esas llaves. Quería saber qué abría cada una de las llaves, aunque no se lo quería preguntar a él. Así fue como cuando menos se lo esperaba me las pillaba yo solita y me imaginaba qué abrían. Era evidente que había dos o tres llaves para abrir coches y conducirlos, y otras llaves para poner el bloqueo del volante. De vez en cuando se veían esas llaves eléctricas que abrían puertas de garaje. Había pocas llaves metálicas de las normales, constituían la pequeña minoría, eso hacía que ocuparan muchísimo espacio y apenas entraran en los bolsillos ni nada.
Cada día lo recuerdo más a menudo cada vez que veo mis llaves. Aumentan en cantidad y en tamaño. Al principio sólo eran 3 llaves, ahora... ni lo sé. Están las llaves de siempre, las llaves de Scotty y las llaves de mi nueva casa.
Durante su ausencia tenía una llave demás, la llave del portal, para no tener que depender de vecinos al abrirme la puerta de abajo. Cuando la he devuelto a su dueña original no os imagináis el alivio interior que supuso en mi, fue como sacarme una pesada piedra que tuviera encima. Las echaba muchísimo de menos, ahora que están aquí, descubro realmente cuánto. Igual que me pasó con Onizeth. ¿Cuándo le volveré a ver?
Las llaves son aquellos elementos que abren cerraduras, puertas, etc. Jamás olvidaré lo que me impresionaba de pequeña la cantidad de llaves que tenía mi padre. Sólo tenía un llavero, para poder colgárselo al pantalón. Recuerdo que cuando se compró el nuevo sofá mi madre le increpaba a cada rato para que se las descolgara y no dañara el nuevo sofá de cuero.
Hubo un tiempo en el que estuve casi obsesionada por esas llaves. Quería saber qué abría cada una de las llaves, aunque no se lo quería preguntar a él. Así fue como cuando menos se lo esperaba me las pillaba yo solita y me imaginaba qué abrían. Era evidente que había dos o tres llaves para abrir coches y conducirlos, y otras llaves para poner el bloqueo del volante. De vez en cuando se veían esas llaves eléctricas que abrían puertas de garaje. Había pocas llaves metálicas de las normales, constituían la pequeña minoría, eso hacía que ocuparan muchísimo espacio y apenas entraran en los bolsillos ni nada.
Cada día lo recuerdo más a menudo cada vez que veo mis llaves. Aumentan en cantidad y en tamaño. Al principio sólo eran 3 llaves, ahora... ni lo sé. Están las llaves de siempre, las llaves de Scotty y las llaves de mi nueva casa.
Durante su ausencia tenía una llave demás, la llave del portal, para no tener que depender de vecinos al abrirme la puerta de abajo. Cuando la he devuelto a su dueña original no os imagináis el alivio interior que supuso en mi, fue como sacarme una pesada piedra que tuviera encima. Las echaba muchísimo de menos, ahora que están aquí, descubro realmente cuánto. Igual que me pasó con Onizeth. ¿Cuándo le volveré a ver?
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