Se fue
Aquí estoy, tras una semana de... no sabría describirla, lamentando que se fuera. Que volviera a nuestros orígenes... sin mí.
Reconozco que todo este tiempo que he estado en Málaga me ha hecho demasiado bien. Me estoy planteando quedarme a pesar de mis propios prejuicios (tengo que terminar mis estudios y tampoco he encontrado un trabajo tan bueno). Y que Onizeth viniera por estas fechas ha permitido recordar lo que fue todo lo nuestro hace cuatro años.
Hoy la calidad del post no va a ser la acostumbrada, mi corazón llora y no sé cómo decirlo con palabras bonitas. No sé cómo expresar la tristeza que inhunda mi corazón. Vuelvo a estar abandonada, primero ellas, luego él. Incluso mi confidente se ha ido... y últimamente casi no hay reencuentros.
No estoy sola, sé, en el fondo de mi corazón, que no estoy para nada sola. Tengo unos amigos de grandísima calidad, que ya quisiera cualquiera tener nada más que uno de ellos en su grupo, pero a mí me superan los dedos de una mano. Y me siento feliz y acompañada por ello, en el fondo de mi corazón...
Pero en la superficie, este corazón en breve (no superior a una hora) estará pasando códigos en una caja, sintiéndose la niña pequeña del gran Continente, la última en entrar en esa familia. Aunque de eso hablaré otro día.
Reconozco que todo este tiempo que he estado en Málaga me ha hecho demasiado bien. Me estoy planteando quedarme a pesar de mis propios prejuicios (tengo que terminar mis estudios y tampoco he encontrado un trabajo tan bueno). Y que Onizeth viniera por estas fechas ha permitido recordar lo que fue todo lo nuestro hace cuatro años.
Hoy la calidad del post no va a ser la acostumbrada, mi corazón llora y no sé cómo decirlo con palabras bonitas. No sé cómo expresar la tristeza que inhunda mi corazón. Vuelvo a estar abandonada, primero ellas, luego él. Incluso mi confidente se ha ido... y últimamente casi no hay reencuentros.
No estoy sola, sé, en el fondo de mi corazón, que no estoy para nada sola. Tengo unos amigos de grandísima calidad, que ya quisiera cualquiera tener nada más que uno de ellos en su grupo, pero a mí me superan los dedos de una mano. Y me siento feliz y acompañada por ello, en el fondo de mi corazón...
Pero en la superficie, este corazón en breve (no superior a una hora) estará pasando códigos en una caja, sintiéndose la niña pequeña del gran Continente, la última en entrar en esa familia. Aunque de eso hablaré otro día.
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