martes, octubre 24, 2006

Separando


Mi compañera me recuerda a esa amiga que dice que un Dios se vuelve a encontrar. También dice que puede que Onizeth realmente sea mi Dios y me pide que no le cierre las puertas, que tiene que darse cuenta que me echa de menos, que me quiere y que no quiere perderme.

Sé que tengo a un gran amigo en él, y espero no tenerlo demasiado lejos. Pero necesito mucho más de lo que él está dispuesto a darme.

2 años antes.

Anazia salía del instituto, como todas las noches, a las 10:30, sin esperar a nadie se monta en el coche de todos los días para que le echen a brazos de ese gran amor. Llega al sitio indicado, no encuentra a nadie. Espera 5 minutos, nada, espera 10 minutos, nada, espera 20 minutos, nada...

Las piernas le tiemblan y los ojos llueven, ¿qué habrá pasado? Empieza a recoger las cosas, ese día no le habrá visto.

Cuando se levanta para encaminarse a su hogar, mirando por último lugar por donde ella ha llegado, se asoma Onizeth, casi sin aliento. "Había ido a buscarte al instituto".

Ahora le queda también todo el camino de vuelta, a esa hora tan tardía de la noche, para ir a su hogar, pero ella le habrá visto y le habrá dicho todo lo que quiere.

2 semanas antes.

Túuu, túuuu, túuuu (teléfono).

Anazia le pide el favor a Onizeth de que viniera a su casa, que ella se encontraba algo enferma con mareos y malestar general y que luego intentaría llevarle a casa, pero que en ese momento no se encuentra bien.

Onizeth insiste en que Anazia fuera a buscarle con Scotty, que él no tiene ganas de andar tanto. Hacía sol, era de día y era un tercio de aquella distancia.

Anazia replica que realmente no se encuentra bien. Al final se despiden para verse al día siguiente...

Lo que acaban haciendo 4 años...