viernes, agosto 25, 2006

Las Colombinas Grandes

Colombinas 2005 (Huelva)

Anazia se dispone a ir acompañada por Onizeth como todos los años a ver la pequeña feria de Huelva. Es chiquitita y acogedora, puedes verla en 30 minutos montándote en 2 cacharritos de feria, no es realmente nada llamativa. Además, como cada año, no se monta en nada y casi no gasta dinero. No ve los conciertos gratuitos porque no es la música que le gusta.

Lo único que hacen es acercarse a los puestos de tiendas. El Mercado de Neopets me recuerda enteramente a lo que se ve allí. Unos tienen cachibaches más baratos, el otro tiene trastos interesantes... Es lo único que realmente me motiva a desplazarme hasta las Colombinas, porque desde donde vivo hasta ahí hay más de 5 km a pie (porque para entonces no tenía a Scotty, aún así el aparcamiento es un caos).

La Feria 2006 (Málaga)

Otro ambiente, otro mundo. El aparcamiento es casi parecido, sólo que es gratuito y está algo más lejos, pero aceptable. Allí vamos las cuatro guerreras, queriendo conquistar lo inconquistable.


¡La Noria! Está clarísimo, habrá que montarse en la Noria, ¡yo, que sufro vértigo! ¿Cuánto hace que no me monto en un cacharrito? ¡Ya ni lo recuerdo! Pero mientras nos acercamos a la Noria no sólo gira y gira y gira, sino que lo hace muy aprisa, parece que le va a coger el toro, pero lo que realmente coge algo es el pánico que siento. ¿Y si se rompe mientras estoy montada y salimos volando a esa velocidad?

Nos montamos las cuatro guerreras, después se montan unas cuantas personas más dejándonos arriba del todo, recordándonos la distancia que hay hasta el suelo. (Momento que tomé las fotos, arriba del todo). ¡Empieza la Fiesta! Mi estómago sube y baja, sube y baja con cada vuelta que da la Noria, es una sensación increíble, no podría explicarla. Por un lado chillaba por la angustia que me producía la subida y bajada del estómago (mientras las otras tres guerreras se reían de mí) y por otro lado esperaba repetirlo otra vez con una vuelta más...


Mientras estamos arriba, subiendo y bajando, se ve lo que véis a continuación: el cacharrito de las Cataratas. Las guerreritas más pequeñas parecen soñar que la Noria se cae dentro, mientras a la vez sueñan también montarse ahí. Almaceno ese dato en mi memoria.


Damos una increíble vuelta para buscar el siguiente cacharrito al que montarse las guerreritas. Se les propone cambiarlo por un helado y empiezan a asentir, a esto que saco a coalisión el dato que almacené en su momento y parecen iluminárseles las caras. Así que nos dirijimos a las cataratas y esta vez son tres las guerreras que luchan contra el agua.

En fin, todo lo bueno se acaba alguna vez. Y aquí está Anazia para sacar conclusiones. Este año he tenido unas Colombinas gigantes, que no se veían dando una única vuelta ni tampoco en 30 minutos. Había tres calles de unos 700 m llenitas hasta la bola de casetas y más casetas (que por supuesto no vi todas) muy coloridas y simpáticas. Incontables calles con cacharritos para todas las edades y aún así, me dicen que no lo he visto todo. Que me han faltado muchísimas cosas por ver (espero descubrirlas el año que viene).

Onizeth no venía conmigo, pero yo no dejaba de sentirle en mi corazón.

PD: La última foto les gusta a las guerreras más oscura. Pero yo he puesto ésta más iluminada porque así me quedé con la cara.