miércoles, agosto 23, 2006

Alegatos

Tengo un post en borrador sobre unas colombinas gigantes que he pasado aquí en Málaga, pero por problemas técnicos en su momento lo he tenido que aplazar y ahora mismo sólo hay una idea en la mente que me ronda la cabeza, y bueno, hasta que no la suelte no seré capaz de componer nada más creativo.

Conversación por el Móvil:

Anazia: - Te quiero
Onizeth: - Eso lo dices para autoconvencerte.

"¿No será que eres tú el que no me quiere a mí?" Es la pregunta automática que siempre me viene a la cabeza, y me duele en lo más hondo de mi corazón. Suele responderme también con un: "¡Sí, hombre! ¡Y voy yo y me lo creo!". ¿Habrá entendido mi estallido de furia cuando ocurrió ayer, otra vez, esta conversación?

Antes me lo decía él más a menudo de lo que yo se lo decía a él, y yo le respondía un: "No... no tanto como yo". ¿Por qué no me ha dicho ayer ni un solo "Te quiero" o "Te echo de menos"? ¿Por qué cuando se lo pasa bien con ella parece olvidarse de mí y no me dice nada que me alente a quererle más? Casi siempre interrumpe nuestras conversaciones cuando está con ella a pesar de que necesito hablar con él y yo nunca se lo he hecho a él.

Lo siento, pero necesito sacar todo este resentimiento para no demostrárselo a él. Sé que me quiere, me lo demuestra con gestos muy pequeños pero significativos, sé que es un buen hombre y más que cariño le quiero de verdad, y sé que él me quiere. Ha soportado demasiado para no quererme. Pero tengo que sacar todo lo que tengo en mí sin que él lo sepa, porque ya se lo he sacado a él demasiadas veces, ya se lo he dicho demasiado a menudo.

No sé si habréis adivinado que él no me lee, y cuando lo hace no me comenta. Parece que no quiere inmiscuirse en lo que me importa, ¡¿pero no entiende que yo quiero que lo haga?! A veces me entran ganas de gritarle al cielo que él no hace lo que quiero, ¡pero tampoco le importa lo que yo quiero! Y me entra una desesperación agobiante. Me quiere, lo sé, ¿pero por qué no lo demuestra y se preocupa por lo que me haría feliz a mí?

Otra conversación por el móvil:

Anazia: - ¿Quieres ir a Isla Mágica conmigo?
Onizeth: - Ah, pues me parece buena idea.
Anazia: - Bueno, ¿y cómo lo haremos?
Onizeth: - Todavía queda mucho tiempo para que llegue el momento, ya lo veremos más adelante.
Anazia: - ¡Pero si sólo quedan dos semanas! Tendremos que decidir algo.
Onizeth: - No veo el porqué.
Anazia: Bueeeno, vale. ¿Y al final vamos a ir de camping o no?
Onizeth: - Pues no lo sé todavía, ya lo veremos.
Anazia: - ¿Entonces cuándo le digo que voy a mi madre?
Onizeth: - Dile que no sabes cuándo vas a ir, si el viernes o el sábado.

¿Por qué no hace un pequeño esfuerzo para entender mi mundo de ilusiones? ¿No ve que sin esas pequeñas ilusiones para mí no merece la pena seguir viviendo y es lo que ha causado que esté como estoy?

Otra conversación vía móvil:

Onizeth: - ¿Qué te pasa?
Anazia: - No, nada, no me pasa nada.
Onizeth: - Sí te pasa algo, anda cuéntamelo.
Anazia: - Pues sí, me pasa algo, pero no tiene importancia.
Onizeth: - Anda, venga, cuéntamelo.
Anazia: - No, cariño. Porque vas a intentar solucionarlo, realmente no tiene importancia y cuando ocurra algo que de verdad tenga importancia vas a estar demasiado cansado para solucionarlo porque te has preocupado demasiado por cosas que no tienen importancia y que te podrías haber ahorrado. Como ya ha pasado.
Onizeth: - Vale, tienes razón.

Sé que me quiere, y desde luego que yo estoy enamorada. No sé si es injusto, pero los 300 km que me separan de él me parecen un abismo ante los 1000 km entre Wendeling y Monty o los casi 3000 km que soporta Zarem.