miércoles, abril 12, 2006

Cualquier Semana Santa

"Huelva se inhunda de Semana Santa". Pocas frases metafóricas me han parecido tan literales. Los autoconsiderados ateos repentinamente recuerdan su creencia en las imágenes que han venerado de siempre sus amigos o conocidos y desean pertenecer a esa clase de penitontos que encapuchados cumplen una penitencia (si supieran lo que es eso), pero quieren ser penitontos, quieren pagar una suma bastante considerable para dar una vuelta por la ciudad disfrazados de eso, de penitontos, a un paso acojonantemente lento. O peor aún, los costaleros, los que llevan el paso a sus cuestas. No me parecería tan mal si no fuera porque no sólo no te pagan por llevar unas toneladas a tus espaldas, sino que encima tienes que pagar tú por llevarla... Ni los penitontos son tan tontos.

Por lo que he dicho arriba, cualquiera podría deducir que la Semana Santa no es santa de mi devoción, y no sólo eso, sino que estoy completamente en contra de esa creencia y que esa semana debería eliminarse del Calendario. Pero no, no soy tan radical.

A mí me parece bien que tengas una creencia y que en la semana en la que se te permita predicarla a los cuatro vientos sin tener que sufrir la más mínima vergüenza lo intentes hacer a bombo y platillo. Ya sea perteneciendo a la banda, a los penitontos (lo siento, no puedo evitar llamarlos así) o a los costaleros. Incluso podría aceptar que lo hicieras porque te divierte hacerlo (como en Carnavales). Lo que no estoy dispuesta a tolerar son una serie de cosas que me indigna numerarlas.

¿Por qué eres devoto sólo en Semana Santa? Es un hecho que me recuerda a la captación de fondos de la iglesia, que intentaba que pagando te evitarías el sufrimiento de antes de llegar al cielo (ahora mismo no me viene el nombre a la cabeza). Además, cuanto más pagaras, más asegurado tenías el cielo... Lo cual me da a pensar que la Semana Santa es el agosto de la Iglesia. Por eso la promocionan tanto.

¿Por qué crees que los demás también deben ser debotos de la Semana Santa? Eso me recuerda a la disputa de los fumadores y no fumadores. No sabría decirlo ahora con palabras, pero es así. Un fumador no puede pretender que un no fumador sea tolerante si él no lo es con el no fumador. Un respeto a todas las creencias, aunque no existan.

Y no contentos con eso, si no me gusta la Semana Santa, ¿por qué la tengo que soportar? Eso que me corten las calles me revienta las tripas. Una semana de completa transformación, que si no fuera por los días de vacaciones, ya me escucharía el Alcalde.

Ahí tenéis mi humilde opinión. Menos mal que mi padre nunca me dejó ser una penitonta.