Palabras
No hay palabras mal dichas, sino malinterpretadas. ANAZIA
Cada día que pasa, desde que tengo razón de concienca, se verifica esa frase. Soy una persona de pensamientos generalmente claros, ya sean buenos o malos, pero no deseo en absoluto crear una discusión acalorada. Cuando hay diferencias de opiniones, no antepongo la mía a la de nadie, me pongo en el lugar de la otra persona y aprendo respecto a lo que pienso yo, si aún así, pienso que la otra persona está equivocada, se lo intento explicar. Algunos escuchan y con otros es imposible hacerlo. Mi intención es la misma y mis palabras también, pero quien las interpreta no...
Todo aquél que me conoce sabe que soy una persona generalmente calmada, menos algunos días puntuales del mes. Y se me han dado millones de casos en los que he dicho algo lo mejor que pude, pero me lo han interpretado mal. De esta manera casi pierdo a algunas amigas especiales para mí.
¿Qué importancia tiene todo aquello que decimos? Pues un DEPENDE muy grande. Cada persona que nos escucha ha vivido unas circunstancias diferentes, ha tenido una educación diferente, una experiencia distinta y cada persona es completamente diferente. Lo que para tí significa el Blanco, para mí lo significa el Negro. Para los que odian a las serpientes, hay también gente que les encanta y los cría. Hay absolutamente de todo en este mundo, ¿y nuestras palabras? Pues es cada uno de nosotros el que debe decidir lo importante que son las palabras que dice la persona a la que escuchamos, pero no sólo darle importancia, sino intentar descrifrar por qué dice lo que dice, qué le ha llevado a ello y qué es lo que realmente quiere decir con ello.
A mí me han malinterpretado demasiadas veces para saber que las palabras es una hoja de doble filo. Intento ser lo más neutral que puedo, pero eso no depende de mí. Me han hecho mucho daño utilizando palabras malinterpretadas. Aún así, no puedo evitar ser sincera.
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