martes, septiembre 27, 2005

Las Niñas

Bueno, esta semana empieza mi rutina, ¡y ya echo de menos el tiempo libre! Echaba de menos esa sensación de no tener tiempo y de no tener la mente desocupada para pensar en trocherías, la verdad. Tengo que reconocerlo.

Ahora en un rato tengo que ir a clase, pero hoy no tengo que ir a las dos primeras horas, pero ya he pasado la mañana con las crías. Son encantadoras, justamente la clase de niñas que una madre quisiera tener. Bastante obedientes (aunque no mucho) y relativamente responsables.

La pequeña es un caso. Es guapísima, un encanto, pero no he visto niña más desconfiada. No sólo me refiero que a mí hasta la mitad del segundo día (porque no le quedaba más remedio) no me cojió la mano, sino que jugando en el parque, no le gusta jugar con niños. Le encanta mover los columpios, pero jamás ha tenido intención de montarse, incluso la idea parece aterrarle. Y el balancín (como yo lo llamo) no soporta ni la idea de montarse con nadie, empieza a jugar sola que da hasta gusto verla, pero en cuanto se acerca un niño para montarse con ella... se larga. Y no creo que sea por el tema de las alturas, porque el puentecito para niños que tienes que ir de un lado a otro, también le gusta jugar y pide ayuda para pasarlo, poniéndose en pie... Eso sí, no permito que me camele, lo tengo muy claro. Creo que hoy ha aprendido que los lloriqueos no sirven conmigo, porque empezó y no acabó el sollozo que le interrumpí, y no volvió a intentar otro (es el arma de los niños pequeños que menos me gusta). Tiene dos añitos y ya diferencia los colores y sabe contar hasta 10. No sé por qué, me gusta ella.

Su hermana es bastante más grande y es mucho más chacharachera. Es muuy simpática y habla con absolutamente todo el mundo, está dispuesta para toda aquella persona que tenga ganas de escuchar. Es mi tocaya y nos conocemos desde hace bastante (teniendo en cuenta su corta edad). Con ella tengo menos trato, una pena, porque siempre está dispuesta a todo lo que le diga. Es la primera que entra y la última que sale. Se le ve aplicada en sus estudios. También me gusta.

Y bueno, si veo oportuno, ya os iré contando más sobre ellas. Hoy ha ocurrido una cosilla con la pequeña. Casi me meo encima de la vergüenza, y de mearse trataba el asunto. Mientras estaba jugando con el puentecito, me mira a la cara con una urgente mirada y me dice: "Tengo que hacer Pipi". Empiezo a temblar, porque el primer pensamiento que me viene es: ¿Y dónde encuentro yo un servicio ahora para la niña? Estábamos en el parquecito ya dentro del colegio y la niña estaba subiéndose la falda para bajarse las bragas. Empezé a cogerle de la mano para salir corriendo, pero no encontré nada, así que decidí meterla entre los matorrales, para que se "desahogara" ahí. Tras mirar el sitio que tan afanadamente había elegido, me mira a la cara y me suelta: "No, aquí no". Sale de los matorrales y se sube la falda en mitad del pasillo (no dentro del edificio, menos mal) y se baja las bragas para mear. Cuando termina me pide un pañuelo y con la cara como un tomate, se lo doy. Cuando salió tuve otro incidente con los pipis de la niña, pero ya sé a dónde llevarla, menos mal que ella se aguanta muuy bien.