Descubriéndome
No sabes lo que te quieres (o lo que te odias) hasta que te descubres. Y para mí hoy ha sido un día de descubrimientos...
Me he descubierto odiándome, lo cual realmente no es nada nuevo, pero por una extraña razón hoy he descubierto porqué siento ese odio hacia mí... Y es que me tengo envidia.
Odio a esa persona que encuentro siempre al otro lado del espejo, porque se siente segura de sí misma, porque es guapa, porque es inteligente, porque es lista, porque es todo lo que yo quiero ser. No preguntéis porqué, ni cómo y mucho menos desde cuando, pero la odio con todo mi alma porque es como quiero ser yo.
Sí, y hoy descubriendo porqué me odio tanto he entendido mi frase favorita: Me quiero porque me odio. Siempre he sentido esa frase en mi interior pero nunca conseguí descifrar su significado. Mientras estaba en la parada de autobús conseguí ver el resultado del enigma: me tengo envidia.
No, no soy una envidiosa, al menos una enferma de la envidia. Me alegro mucho cuando otras personas obtienen lo que a mí me gustaría. No me siento mal con ellas ni nada, simplemente espero que sepan valorar lo que tienen que yo no conseguí. Pero cuando no lo hacen, es cuando siento una rabia interior que no me aguanto.
Y es lo que me pasa, no aguanto que no sea capaz de apreciar todo lo que soy. Pero me gusta ser también sencilla, tonta, complicada y todas esas cosas antónimas que refleja el espejo.
Me gusta cómo soy porque me quiero cuando me odio.
Me he descubierto odiándome, lo cual realmente no es nada nuevo, pero por una extraña razón hoy he descubierto porqué siento ese odio hacia mí... Y es que me tengo envidia.
Odio a esa persona que encuentro siempre al otro lado del espejo, porque se siente segura de sí misma, porque es guapa, porque es inteligente, porque es lista, porque es todo lo que yo quiero ser. No preguntéis porqué, ni cómo y mucho menos desde cuando, pero la odio con todo mi alma porque es como quiero ser yo.
Sí, y hoy descubriendo porqué me odio tanto he entendido mi frase favorita: Me quiero porque me odio. Siempre he sentido esa frase en mi interior pero nunca conseguí descifrar su significado. Mientras estaba en la parada de autobús conseguí ver el resultado del enigma: me tengo envidia.
No, no soy una envidiosa, al menos una enferma de la envidia. Me alegro mucho cuando otras personas obtienen lo que a mí me gustaría. No me siento mal con ellas ni nada, simplemente espero que sepan valorar lo que tienen que yo no conseguí. Pero cuando no lo hacen, es cuando siento una rabia interior que no me aguanto.
Y es lo que me pasa, no aguanto que no sea capaz de apreciar todo lo que soy. Pero me gusta ser también sencilla, tonta, complicada y todas esas cosas antónimas que refleja el espejo.
Me gusta cómo soy porque me quiero cuando me odio.
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