Guiños
Bien entrada la noche, Anazia espera pacientemente la llegada de Sandman. Mientras tanto...
FLASH
Una Anazia chiquitita, de allá de los años en los que el Muro de Berlín se tambaleaba, salía del Kindergarten para abalanzarse a los brazos de su madre. El cielo, como cada día, lucía su gris habitual. Pero ese día era diferente.
- Mamá, ¿tú sabes cerrar un ojo sí y otro no?
Guiñar no entraba en su escaso vocabulario, y mucho menos el vocabulario pésimo de español que tenía.
Su madre le hace una demostración de su capacidad para cerrar un ojo sí y otro no. Anazia, ávida por aprender, la agobia a base de preguntas de cómo se hace, qué se siente, por qué hay que hacerlo... hasta llegar a casa.
¡Su padre ha tenido turno de mañana! Así que va corriendo a Papá a proponerle si es capaz de cerrar un ojo sí y otro no. ¡¡Uy!! ¡Él lo hace con los dos ojos! Su padre ya no es Papá, es ¡Superpapá! Así que no hay que molestarle y va corriendo a su madre, ella quiere ser como su padre.
Allá se mete Anazia en su cuarto y se pasa horas cerrando y abriendo ojos. Con la idea de tener un ojo cerrado, no es capaz de abrir el otro.
FLASH
La pequeñaja no es capaz de guiñar un ojo.
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Una Anazia chiquitita, de allá de los años en los que el Muro de Berlín se tambaleaba, salía del Kindergarten para abalanzarse a los brazos de su madre. El cielo, como cada día, lucía su gris habitual. Pero ese día era diferente.
- Mamá, ¿tú sabes cerrar un ojo sí y otro no?
Guiñar no entraba en su escaso vocabulario, y mucho menos el vocabulario pésimo de español que tenía.
Su madre le hace una demostración de su capacidad para cerrar un ojo sí y otro no. Anazia, ávida por aprender, la agobia a base de preguntas de cómo se hace, qué se siente, por qué hay que hacerlo... hasta llegar a casa.
¡Su padre ha tenido turno de mañana! Así que va corriendo a Papá a proponerle si es capaz de cerrar un ojo sí y otro no. ¡¡Uy!! ¡Él lo hace con los dos ojos! Su padre ya no es Papá, es ¡Superpapá! Así que no hay que molestarle y va corriendo a su madre, ella quiere ser como su padre.
Allá se mete Anazia en su cuarto y se pasa horas cerrando y abriendo ojos. Con la idea de tener un ojo cerrado, no es capaz de abrir el otro.
FLASH
La pequeñaja no es capaz de guiñar un ojo.
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